El sobrepeso es un fenómeno que se produce cuando el cuerpo consume menos calorías de las que ingiere. Cuando eso sucede las grasas y proteínas restantes se acumulan en determinadas zonas preparadas para almacenar energía y servir de reserva en momentos de menos ingesta calórica. Esta composición fisiológica deriva de los siglos en que el ser humano era nómada y comía solamente cuando había cazado, ya que debía preparar su cuerpo para los periodos de hambre o sequías y para el invierno.

Fruto de este sistema de defensa de que dispone el cuerpo corremos el riesgo de engordar demasiado si comemos en exceso, ya que nuestro metabolismo está programado para almacenar lo que recibe y protegernos de una falta de alimento posterior. En este sentido, es fundamental hacer una dieta proteica para bajar de peso y no caer en el exceso del sobrepeso: la obesidad. En este caso los riesgos a los que nos exponemos son elevados y peligrosos para nuestra integridad física: problemas respiratorios, colesterol alto, dificultades motoras, diabetes…

Para prevenir ambas complicaciones alimenticias es primordial seguir un plan y ser constante, puesto que el sistema metabólico necesita días para procesar algunos de los alimentos que ingerimos durante un almuerzo. Esto lleva a que los resultados de una dieta proteica adecuada no se observen de inmediato, así como tampoco nos percataremos de los perjuicios de una mala alimentación hasta pasados unos meses, en ocasiones años. Pero cuando esto ocurra puede que nuestro estado sea demasiado grave y conlleve problemas serios de salud.

En ese sentido, la dieta proteica, entendida como la adquisición de unos hábitos saludables que incluyen el ocio y el deporte, es fundamental para tener una vida feliz y alcanzar la autorrealización. Todo ello ha de realizarse de manera estable y regular, pues sólo así observaremos de manera fiable y prolongada aquellos cambios físicos que tanto perseguimos y que, sin duda, repercutirán en un mejor estado de nuestra mente y nuestra salud psicológica.